Houari López | tenor: “Los profesionales de la voz carecemos de una legislación que considere las enfermedades del habla o el oído como invalidez”

Houari López (fotografías cortesía del tenor)
A principios de marzo de este año, treinta de los miembros del Coro del Teatro de la Zarzuela enfermaron con síntomas compatibles con el coronavirus, mientras ensayaban 'Policías y ladrones' de Tomás Marco (Madrid, 1942), una obra que ya se había cancelado en 2018 a causa de una huelga y cuyas funciones volvieron a ser suspendidas, en esta ocasión por la pandemia. El tenor cubano radicado en España Houari López fue uno de los más afectados por la enfermedad y, todavía hoy, varios meses después, lucha por recuperar el tono muscular y la capacidad pulmonar para volver en plenas condiciones a su trabajo en la Zarzuela y a su carrera como solista. Mientras espera el nacimiento de su hijo, al que en los peores momentos de la enfermedad pensó que no llegaría a conocer, realiza concienzudamente el programa de ejercicios que los fisioterapeutas del hospital diseñaron para él, y espera con sentimientos encontrados el regreso a los ensayos fijado para septiembre.

Pregunta. El Coro del Teatro de la Zarzuela ha resultado muy afectado por el coronavirus. ¿Qué tal están?
Respuesta. Relativamente bien, dado lo grave que llegamos a estar algunos. Varios compañeros todavía tienen secuelas de la enfermedad o del tratamiento, pero afortunadamente, de momento, los pronósticos para la recuperación total de todos los miembros del Coro son buenos.

P. Usted ha sido de los más graves. ¿Cómo fue el proceso?
R. Cuando me haces esta pregunta, a mi mente viene la obra de Daniel Handler: ‘Una serie de eventos desafortunados’. Primeramente, comencé con los síntomas típicos de un resfriado, sin embargo, me llamaba la atención la debilidad y el cansancio que sentía, que no son normales en mí cuando he tenido procesos gripales. Al segundo día, la fiebre me subió a 38 grados y entonces comencé a preocuparme realmente. Desde que empecé a sentir síntomas el primer día, me aislé en mi habitación, ya que mi pareja se encuentra embarazada.

P. ¿No pidió opinión médica?
R. Sí, el segundo día, al ver que empeoraba, fui al médico de cabecera y le planteé la situación. La doctora me indicó una PCR que me hicieron en el centro de salud, me auscultó y me dijo que, en ese momento, no notaba mayores complicaciones en la respiración o los pulmones. Yo me encontraba ya con muchísima tos seca y la fiebre no bajaba. Le insistí a mi pareja y a su madre, que se encontraba en nuestra casa de visita, que se fueran a casa de esta última, la doctora estuvo también de acuerdo. Me preocupaba muchísimo que cualquiera de las dos se contagiara. Afortunadamente no fue así. La parte negativa de todo esto es que, sintiéndome mal, tuve que quedar en soledad. Así estuve varios días.

P. ¿Qué hizo entonces?
R. Al ver que no mejoraba y recibir un mensaje de whatsapp de un compañero de trabajo, en el que me informaba que había diez personas del Coro con síntomas de gripe, llamé al teléfono que habían facilitado para informarse sobre la Covid. Dos días después vinieron a mi casa y me hicieron una PCR, llamándome varias horas más tarde para decirme que había dado negativa. Esto me produjo bastante confusión, sin embargo recuerdo que alerté al resto de los compañeros de que, aunque en mi caso no fuera Covid, era muy sospechoso que el contagio se hubiera extendido tan rápidamente, a estas alturas ya eran veintiocho los contagiados.

P. ¿Y la PCR que le habían hecho en el Centro de Salud?
R. Sus resultados, por alguna razón que desconozco tardaron mucho y me los dieron ya estando ingresado (esa prueba dio positivo), así que en ese momento pensaba que tenía otra cosa y no la Covid. Fui empeorando y tanto la fiebre como la debilidad aumentaron y aparecieron la diarrea y la dificultad para respirar. Recuerdo que llamé a una ambulancia que jamás llegó. Respecto a la atención telefónica de urgencias previa a los días anteriores al pico de mayor contagio en Madrid, sólo puedo decir que fue pésima.

P. ¿Cómo llegó entonces al hospital?
R. Llamé a un taxi que, afortunadamente, accedió a llevarme. Recuerdo que fui con la mascarilla y un abrigo puesto delante de la boca para evitar que, si tosía, las gotículas pudieran infectar al taxista. En el hospital, me hicieron una radiografía que dio como resultado que tenía una fuerte neumonía doble. Mi debilidad era tal, que tuvieron que llevarme en silla de ruedas, por lo que determinaron que debía permanecer ingresado. Como no había cama, me pusieron en una camilla que para una persona de mi talla, 1,80 metros, era tremendamente incómoda y allí estuve cinco días, en una sala común completamente desbordada.

P. ¿Le pasaron entonces a una habitación?
R. No, hacia el quinto día empecé a sentir que, pese a la respiración asistida, me ahogaba y me resultaba muy difícil respirar. Vino una enfermera y me cambió la máscara de oxigeno por una de mayor capacidad. Determinaron que tenían que cambiarme de sala y ponerme en una donde pudieran vigilar mi respiración. En esta sala, en la que tenía puesto el oxímetro de manera permanente, estuve un día y al ver que, afortunadamente, no había habido mayores episodios de ahogo o falta de aire, entonces ya sí, me subieron a la segunda planta, a una habitación compartida sólo con otro paciente.



P. ¿La enfermedad estaba remitiendo?
R. Aunque en este momento, desde el punto de vista psicológico, yo me encontraba mejor, dado que el trato era más especializado y podía por fin descansar en una cama, lo cierto es que fue el momento de mayor peligro para mi salud porque, por alguna razón desconocida, mi cuerpo no estaba respondiendo al tratamiento. Para mi pareja y para mi familia estos fueron momentos muy duros y recuerdo que, en un momento dado, llegué a pensar que no saldría de allí. Debo decir que casi todo el tiempo tuve fe en mi recuperación, pero en aquel momento no sabía qué pensar.

P. ¿En su tratamiento tuvieron en cuenta su profesión?
R. En el hospital conocí a la doctora Eva Pratts, que es una excelente neumóloga, y le planteé que yo soy cantante de ópera y que mi instrumento de trabajo son los pulmones y el aparato de fonación. Ella, en deferencia a esto, habló con el departamento de fisioterapia y vinieron a verme dos fisioterapeutas que me indicaron una serie de ejercicios, los cuales realicé religiosamente tres veces al día durante varios meses y que fueron claves en mi recuperación, junto al cambio de tratamiento indicado por la doctora. A partir de ahí, fui mejorando hasta que me dieron el alta. Salí del hospital con PCR negativa y ya sin virus en sangre, sin embargo, me encontraba tremendamente débil y había perdido mucha masa muscular. De modo que la recuperación en casa ha sido un proceso lento y complicado.

P. ¿Le quedaron secuelas?
R. Durante un tiempo tuve algunas como comezón en las piernas y problemas estomacales, también una hipersensibilidad al polen y a los cambios de temperatura. Además, seguía encontrándome solo, ya que mi mujer se encontraba en Cantabria junto a sus padres, lo cual también me producía bastante estrés, ya que temía que, por el encierro y por mi situación de salud, no pudiera estar presente en el nacimiento de mi hijo. Afortunadamente, mi salud fue mejorando paulatinamente y se me concedió un permiso médico para viajar al lado de mi esposa. En este momento me encuentro prácticamente recuperado del todo, gracias a Dios.

P. ¿Los síntomas eran similares en todos sus compañeros?
R. Los síntomas han sido diferentes según los casos, algunos compañeros tuvieron fiebre durante aproximadamente quince días, con tos seca y debilidad; otros también presentaron diarreas, algunos tuvieron neumonía leve, pérdida del sentido del gusto y del olfato y, como dije anteriormente, varios tuvimos que ser hospitalizados con un cuadro de neumonía más complicado.

P. La enfermedad afecta al sistema respiratorio. ¿Ha resultado especialmente traumático para usted como cantante?
R. Siempre es complicado para un cantante cualquier enfermedad que se relacione con el aparato respiratorio, ya que es nuestro instrumento de trabajo. Esto añadía mayor motivo de preocupación al estrés que causaba el encontrarme enfermo de un virus prácticamente desconocido y potencialmente letal.

P. ¿Utilizaron algún protocolo distinto en el hospital al conocer cuál era su profesión?
R. En principio no, pero luego, como he referido anteriormente, al comentarle a la especialista cual era mi profesión y mis preocupaciones respecto a la recuperación total de mi capacidad pulmonar, ella tuvo la deferencia de dirigirse al departamento de fisioterapia, donde los fisioterapeutas Luis Jesús Molina y David Arenas elaboraron un programa de ejercicios que en principio fue pensado para la recuperación de profesionales de la voz, sin embargo, al ver los resultados tan buenos que tuvo en tan poco tiempo , se ha comenzado a realizar un estudio de los posibles beneficios de dicho tipo de terapia en todos los pacientes de coronavirus.

P. ¿Pero tomaron alguna medida más, además de los ejercicios?
R. La doctora Pratts intentó por todos los medios, que en el período de mayor peligro, no fuera necesario llevarme a la UCI y entubarme, ya que eso es un riesgo tremendo para las cuerdas vocales. En mi caso no fue necesario, pero ese es otro detalle a tener en cuenta, a la hora de hablar de los riesgos de esta enfermedad para los profesionales de la voz. Aprovecho para señalar que en España los profesionales de la voz carecemos de una legislación que considere las enfermedades del habla o el oído como invalidez, comprendo que, en el caso de otras profesiones no sea motivo de ello, pero en el caso de un cantante u otro profesional para quien el uso de la voz o el oído formen parte indispensable de su labor, eso debería estar establecido.

P. ¿Cómo está resultando la recuperación? ¿Ha notado cambios a la hora de cantar?
R. La recuperación está resultando bien, gracias a Dios. Al principio ha sido difícil, ya que la capacidad pulmonar es algo que se va recuperando paulatinamente, además de que, cuando te dan el alta del hospital, puede que estés completamente libre del virus, como en mi caso, o con una cantidad ínfima del mismo en sangre, pero, aún así, la neumonía todavía persiste por aproximadamente dos meses.

P. ¿Qué hay que hacer para volver a estar en forma?
R. Se necesita ser tremendamente disciplinado, hacer los ejercicios regularmente, tener una alimentación adecuada y velar por mantener una temperatura estable, entre 20 y 23 grados Celsius y una humedad baja. El estrés y la incertidumbre no ayudan y debe uno ser fuerte y tener fe en su recuperación. A esto hay que sumar los casos en que haya habido encharcamiento de los pulmones y también si ha quedado alguna fibrosis, es esos casos, es posible que ni siquiera se pueda volver a cantar. En mi caso, yo digo que Dios estuvo a mi lado, ya que no había mayores complicaciones y la neumonía ha ido rescindiendo por completo.

P. ¿Y con esto ya está listo para volver a cantar?
R. No, a eso hay que sumar que la falta de entrenamiento del aparato fonador durante meses, trae consigo la necesidad de un tiempo prolongado para volver a poner el instrumento a punto. Un cantante lírico hace con su voz lo mismo que un acróbata con su cuerpo. No se trata del uso normal de la voz o la respiración, ambas tienen que estar en un estado de funcionamiento óptimo.



P. Después de pasar por la enfermedad, ¿qué les diría a los que se saltan el confinamiento juntándose sin respetar las distancias de seguridad y sin usar mascarillas?
R. Es completamente alucinante el nivel de negligencia que veo en muchas personas. Esto no es un juego y hay demasiada desinformación y mitos. Por dondequiera veo personas saltándose a la torera las más elementales normas de protección, gente sin respetar la distancia de seguridad, sin mascarilla y aglomerados, incluso en lugares cerrados. Recuerdo que, en una de mis últimas visitas al hospital, al salir, me encontré a un grupo de cuatro chicos jóvenes sentados en la escalera de una salida lateral del mismo, muy juntos y sin mascarilla. Se me cayó el alma a los pies y, como se dice coloquialmente, “les eché el rollo”. Me miraron con mala cara, pero me dio igual. Ha habido miles de muertes y aún más de ingresos, tanto en España como en el resto del mundo. ¿Qué más necesita la gente para despertar, para comprender que debemos estar unidos?

P. Pues las redes están llenas de gente que niega la gravedad del virus.
R. Por ahí anda un grupo bastante grande de conspiranoicos diciendo que la OMS miente y colabora para dominarnos y crear un nuevo orden mundial: es demencial. Por supuesto que el encierro nos ha afectado a todos y que la economía sufre muchísimo. Pero ha sido un mal necesario y ha salvado millones de vidas. Mayor sería el colapso y las pérdidas económicas también, si la pandemia se hubiera seguido extendiendo sin control.

P. ¿Cómo se han portado con ustedes las instituciones?
R. Para la Segunda Planta del Hospital de Fuenlabrada no tengo más que palabras de gratitud. En el Teatro de la Zarzuela, pese a la indecisión inicial y alguna decisión con la que, en su momento, no estuve de acuerdo, tengo que decir que, en cuanto se tomó conciencia de la magnitud del problema, se ha sido consecuente y se están extremando medidas para la vuelta al trabajo. He tenido el apoyo de mis médicos, fisioterapeutas y profesionales, así como de los colegas de trabajo, el director del Coro del Teatro de la Zarzuela, de amigos y vecinos (Leopoldo y Soledad).

P. ¿Qué perspectivas tienen? ¿La dirección del teatro les ha comunicado cuándo se prevé que vuelvan al trabajo?
R. Dado que no se han podido concretar todas las medidas de seguridad antes del periodo vacacional, se prevé que comenzaremos los ensayos en septiembre.

P. ¿Cómo cree que será la vuelta al escenario donde empezó todo? ¿Tiene miedo?
R. Tengo sentimientos encontrados al respecto. Por un lado tengo muchos deseos de pisar el escenario del Teatro que tanto amo, por el otro, es probablemente allí donde contraje la enfermedad y sé que, tal vez, al principio, tenga algo de temor.

P. ¿Qué medidas cree que se deberán tomar para evitar nuevos contagios?
R. Es importante extremar precauciones. Ante la más mínima sospecha sería preferible pecar de exceso de celo que, por causa de un descuido, volver a pasar por una infección múltiple. Ahora ya se tiene más conocimiento de causa, así que no hay excusa y se tiene que ser consecuente. Así que, de momento, mantener la distancia de seguridad, realizar controles de la temperatura de los trabajadores, usar la mascarilla, salvo cuando se esté cantando, poner pantallas en las salas de ensayo que separen a los cantantes, facilitar mascarillas y colocar en lugares estratégicos geles de desinfección para todo el personal, así como letreros e instrucciones referentes a la Covid en diferentes puntos del Teatro.

P. ¿Cuánto tiempo lleva en la formación?
R. Llevo trabajando en el Coro del Teatro de la Zarzuela desde el año 2012, es decir, aproximadamente ocho años.

P. ¿Cómo han sido estos años? ¿Ha notado diferencias en el trato al coro?
R. Han pasado dos directores generales del Teatro, en el caso del director del Coro, don Antonio Fauró, lo considero un gran profesional y un gran ser humano. Con respecto a los directores generales, bueno, al Coro de la Zarzuela se le suele respetar porque es una agrupación que se ha ganado ese respeto a base de muchas luchas. En general el trato es cordial. Sí me gustaría que la directiva tomara conciencia del material profesional que tiene ahí. Muchos de los integrantes del Coro tenemos una trayectoria no sólo como cantantes de Coro, sino también como solistas que muchos envidiarían.

P. ¿Qué les pediría?
R. Sería bueno hacer, por ejemplo una cantera de covers, para casos de sustitución, con los miembros del Coro que se fueran alternando, según las capacidades de cada uno. Eso abarataría mucho los costes. Antiguamente no era raro ver algo así. También sería bueno ampliar la propuesta de giras nacionales e internacionales. Se ponen muchas excusas al respecto, pero otras instituciones del INAEM giran muchísimo y tienen convenios laborales parecidos al nuestro.

P. ¿A qué se debe la contrastada calidad del Coro de la Zarzuela que se mantiene desde hace tantos años?
R. Ya he hablado de los tremendos profesionales con los que me honra compartir escena. Yo vengo de Cuba y estoy pisando teatros desde los 16 años. En ninguna parte he visto hacer Zarzuela como aquí, en el Teatro de la Zarzuela. La energía que se respira es increíble. El saber hacer, el profesionalismo, el amor al género de cada uno de los integrantes del Coro. Es algo que llevo con orgullo y que es difícil de describir si no lo has vivido. La gente que no es artista, no puede tener idea del esfuerzo y la dedicación que conlleva.

P. ¿Les tienen en cuenta a la hora de hacer los repartos?
R. Arriba he hablado sobre esto. Algunos partichinos si que se audicionan para Coro. Recientemente tuve la suerte tremenda de interpretar el personaje del Marino en el estreno de ‘Farinelli’ de Tomás L. de Bretón. Es una obra con unos valores musicales increíbles. Pero creo firmemente que se nos puede pedir más y sería beneficioso para todos, incluso económicamente.



P. ¿Cómo es la jornada de trabajo de un miembro del Coro de la Zarzuela?
R. Como todas las jornadas de empresas artísticas, depende de la obra o las obras que se trabajen. Algunas llevan más trabajo que otras y también depende del tipo de ensayos que estén programados. Como dije más arriba, de cualquier manera lleva muchísimo trabajo hacer las cosas bien, incluso las obras más sencillas.

P. ¿Son distintos los días de trabajo con o sin función?
R. Completamente distintos. Los días de función, lo principal es darlo todo en el escenario, hacer que cada persona que va al teatro salga de allí con una honda impresión estética y reflexionando sobre la obra que acaba de ver. Es muy importante nuestro trabajo porque amplía el punto de mira del ser humano, porque defiende los valores culturales del pueblo español y los valores universales del humanismo.

P. ¿Y los días de ensayo?
R. En días de ensayo normales se puede, desde hacer un repaso general de distintas obras que se van a realizar próximamente, hasta hacer un trabajo bastante puntilloso con determinados pasajes difíciles. Esto sólo desde el punto de vista musical. En los ensayos de escena puede ser necesario montar o repasar coreografías, escenas de conjunto, algunas muy complicadas, etc.

P. Desde fuera dan la impresión de ser una gran familia. ¿Qué tal son las relaciones dentro de la formación? ¿Y con el resto del personal del teatro?
R. En general las relaciones, tanto dentro del Coro como con el resto del personal del Teatro son muy buenas. Hay un material humano y profesional increíble en ese teatro, en cada departamento del mismo. Problemas puede haber siempre y puntos de vista diversos, sobre todo cuando hablamos de creación artística, pero la verdad nos llevamos, por lo general, muy bien entre todos.

P. Acostumbrados a los éxitos continuados. ¿Cómo se vive desde el escenario una función tan protestada como la ‘Francisquita’ dirigida por Lluis Pascual, abucheada y silbada en casi todas las representaciones?
R. Hoy en día tampoco está tan mal visto crear polémica. Respecto a esa Francisquita en particular, creo que se ha sido excesivo tanto por un lado como por el otro. Había varios miembros del elenco como por ejemplo Santos Ariño y María Rodríguez que nos regalaron interpretaciones magistrales. El elenco, en general estuvo a muy buen nivel y, desde el punto de vista musical fue un regalo. Otra cosa es la concepción del espectáculo desde el punto de vista escénico.

P. ¿Qué le pareció la puesta en escena?
R. Respeto mucho a Lluis Pascual y él tendrá sus razones como artista para llevar el espectáculo por esos cauces, pero a mí, personalmente, me parece que en este caso en particular, se debió cambiar el nombre y no poner ‘Doña Francisquita’ a secas, sino algo como ‘Doña Francisquita a través del tiempo’, es decir, anunciarlo no como una versión, sino más bien como una visión muy personal de la obra , ya que el libreto estaba tan cambiado que no se podía hablar aquí de versión. Visto desde ese punto de vista, el espectáculo no era malo, ni mucho menos. Sucede que gran parte del público simplemente esperaba la Doña Francisquita “de toda la vida”.

P. ¿Usted es partidario de esas ‘visiones personales’?
R. Al respecto puedo decir que me gustan tanto las puestas en escena tradicionales como las innovadoras, siempre y cuando se hagan con talento y diciendo algo al público de hoy. Si quieres innovar vale, pero hazlo con un concepto y con conocimiento: di “algo”. Tampoco pienso que haya sido un fracaso, fueron más los días de aplausos y mayor la cantidad de gente que se la pasó bien que la que no. Otra cosa son los experimentos que se llevan a cabo con mayor o menor fortuna hoy en día en casi todos los teatros y no sólo los de ópera y zarzuela. Es una discusión a nivel global y, tal vez ya venga siendo hora de replantearnos determinadas cosas.

P. Y ahora hablemos de usted. ¿Qué le llevó a dedicarse al canto?
R. Desde pequeño mis amigos me decían que tenía una voz bella y timbrada, incluso tuve algún éxito con las chicas gracias a eso. Mi madre fue a hablar con un barítono cubano magnífico, Ramón Calzadilla, quien le recomendó estudiar un instrumento musical y esperar al cambio de voz para estudiar canto. Así que estudié piano y cuando cumplí los dieciséis comencé a dar clases con el profesor Ricardo Linares, quien inmediatamente me vio posibilidades. Recuerdo que me prestaron una grabación de arias de tenor interpretadas por Luciano Pavarotti y me quedé enamorado del género lírico para siempre.

P. ¿Qué opinaron en su casa? ¿Había antecedentes en su familia?
R. Mi padre, juez de profesión, es un hombre de una gran cultura y nos enseñó siempre el amor por las artes y la música, incluida la música clásica. Me contaba que mi abuelo, al que desgraciadamente no pude conocer, se daba los viajes desde Cienfuegos, provincia situada en el centro de la isla de Cuba, hasta La Habana, siempre que podía, para ver las óperas que se ponían en el Gran Teatro de la Habana. Mi padre también tiene una bella y timbrada voz y solía cantar en peñas de boleros. De hecho, me sé muchísimos boleros y baladas de memoria. El hecho de dedicarme específicamente al canto lírico fue por dos motivos: el primero ir profundizando en el conocimiento de la música clásica. Respeto profundamente otros géneros, de hecho me gusta mucho el rock y la música folclórica, bailo bastante bien la salsa como buen cubano, pero mi sensibilidad artística, mi manera de sentir y expresar la música es a través del género clásico sin duda, y para mí no tiene igual.

P. ¿El canto fue su única opción o se preparaba para otra profesión?
R. En absoluto. Cuando decido finalmente dedicarme por entero a la música me encontraba cursando la carrera de Derecho en la Universidad de la Habana y no fue tan fácil para mí tomar la decisión, simplemente entré como miembro del Coro del Teatro Lírico Nacional de Cuba, que en aquel momento se llamaba Pro Arte Lírico Musical. Me encontré con que entre el trabajo, los estudios musicales y los estudios en la Alliance Française de l`Havanne, el día no daba tiempo para más, así que hablé con mis padres. Recuerdo que mi padre me dijo: es arriesgado hijo, pero uno tiene sólo una vida y tiene que dedicarse a lo que le gusta, si realmente es eso lo que quieres: adelante, eso sí, tienes que traerme el título de Licenciado en Música y tienes que ser el mejor.

P. ¿Qué le llevó a venir a España siendo como era primer solista de la Ópera Nacional de la Habana?
R. Fue una decisión que tomé tras una serie de incomprensiones absurdas por una parte de la directiva del Teatro Lírico Nacional. Al respecto hay mucho que decir: Aprendí muchísimo en Cuba, tanto en el conservatorio como en el teatro, los maestros que había “de la vieja guardia”, eran sencillamente sensacionales: Recuerdo con un cariño especial a Manuel Pena, Juan R. Amán, Pedro Arias, el maestro Sánchez Ferrer y por supuesto a mi primer profesor Ricardo Linares. Estas personas han dado tanto amor al arte lírico y han vertido su conocimiento , logrando, junto a otros grandes profesionales crear toda una generación de jóvenes cantantes con nivel solista internacional que defendimos las temporadas de ópera y zarzuela en la Habana y otros escenarios del extranjero. También me ayudó el hecho de atravesar todas las etapas posibles en un Teatro de Ópera: desde corista, pasando por interpretar partichinos y segundos roles hasta solista principal.

P. ¿Qué pasó entonces?
R. Muchos preveíamos lo que iba a suceder y el estancamiento que sobrevendría en el arte lírico nacional, si no se lograba que los solistas de la Ópera y la Zarzuela de Cuba fueran conocidos en el exterior y en los grandes centros operísticos. Una serie de jóvenes solistas que estábamos trabajando en el exterior realizamos esfuerzos por nuestra cuenta para concertar audiciones con agencias, teatros, etc., fundamentalmente en Alemania. Por razones muy extrañas a muchos se nos retiró todo tipo de apoyo y se nos consideró como desertores de la cultura y otras cosas extrañas. Así que tomé la decisión de dejarlo todo atrás y empezar de cero. Si fuera solamente mi caso particular, podría pensarse que estoy equivocado, pero son muchos los solistas talentosos de Cuba, que decidieron dejarlo todo atrás. Eso dice muchas cosas.

P. Su primer destino fue Canarias. ¿Qué le trajo a Madrid?
R. En Canarias conocí a Suso Mariategui y Edelmiro Arnaltes, ambos me ayudaron muchísimo. Recuerdo que hice una audición para Suso en Tenerife, donde me encontraba interpretando el rol de Eirler el banquero en ‘Die Schauspieldirektor’ de Mozart, en el Teatro de la Laguna. Él inmediatamente me dijo que quería que conociera a Edelmiro y trabajara con ambos. Ellos estaban radicados en Madrid, aunque, dados los orígenes canarios de Suso, iban frecuentemente a Canarias. Aunque en Canarias yo participaba regularmente en las temporadas de ópera y zarzuela, tanto en las Palmas de Gran Canarias como en Tenerife, las posibilidades para desarrollar una carrera musical son bastante mayores aquí en Madrid.

P. ¿Está resultando fácil la adaptación?
R. Siempre me he sentido como en casa en España. Los lazos afectivos entre España y Cuba se sienten siempre, además mi abuelo era español. Siento un profundo afecto y una profunda gratitud hacia esta tierra y sus gentes.

P. ¿Ha probado la vía de los concursos para darse a conocer?
R. Sinceramente, no. Cuando estaba en Cuba, participé en varios, recuerdo con cariño el premio a la mejor interpretación de Aria de Bel Canto en el Concurso Lirico Internacional de Trujillo, Perú, sin embargo, dadas las condiciones particulares de un inmigrante, siempre tengo que estar pendiente de tener un salario estable y es difícil tener un respaldo para dedicarme a prepararme para estas competiciones.

P. Los grandes teatros de este país se caracterizan por no dar oportunidades a los cantantes españoles o residentes en España, ¿se plantea trasladarse a otro país europeo para poder continuar más fácilmente con su carrera?
R. Es algo de lo que se ha estado hablando reiteradamente. Por supuesto, en el Teatro de la Zarzuela, no pasa esto, casi todos los solistas principales son españoles, lógicamente. Afortunadamente, se está trabajando en ello en otros teatros españoles, pero aún hay mucho que hacer. También sucede que, muchas veces, se contrata siempre a la misma gente, independientemente de cómo esté desenvolviéndose artísticamente en un determinado momento. En cierto modo se ha perdido algo el respeto por la música y se atienden a otros criterios a la hora de elegir elenco, incluso extra artísticos. No entiendo tampoco porque en España no existen ensembles de solistas, por ejemplo.

P. ¿Pero seguirá audicionando como solista?
R. Aunque, como dije, me siento muy acogido aquí y muy orgulloso de pertenecer al Coro del Teatro de la Zarzuela, también tengo planes de desarrollar mi carrera en otros escenarios internacionales, ya que es posible compaginar ambas cosas. De hecho, estoy trabajando en ello con mi manager.

P. ¿Prefiere el teatro lírico o el concierto?
R. Yo amo toda la música, no pongo ningún género clásico por encima del otro. De hecho, recuerdo con el mismo cariño las ovaciones del público en el Gran Teatro de la Habana, tras interpretar Edgardo, de ‘Lucia di Lammermoor’ ó Ferrando de ‘Così fan Tutte’, como cuando sucedió lo mismo con el Cisne de ‘Carmina Burana’, el tenor solista del ‘Requiem’ de Berlioz y el tenor solista de la ‘Novena’ de Beethoven en el Auditorio Nacional de Música de Madrid.

P. ¿Ópera o zarzuela?
R. En la Habana, los mismos solistas que interpretábamos las óperas, también lo hacíamos con las zarzuelas. No entiendo la manía que tienen algunos, en este país que es la cuna de la Zarzuela de no valorarla lo suficiente. Desde el punto de vista musical, hay títulos tremendamente difíciles al igual que vocalmente. He cantado el Jorge de ‘Marina’, por ejemplo, y no es menos complicado vocalmente que Il Duca di Mantova de ‘Rigoletto’. Ambos roles, por cierto, son de mis preferidos y me resulta tan grato interpretarlos en el escenario como escucharlos.

P. ¿Cómo se definiría vocalmente en estos momentos?
R. Soy un tenor lírico ligero con una tendencia a lírico, tipo Alfredo Kraus. Puedo abordar desde un repertorio más ligero como ‘La fille du régiment’ hasta un rol bastante más lírico como el Alfredo de ‘La Traviata’. Personalmente, me encanta interpretar roles de bel canto de Bellini y Donizetti. También me gusta mucho hacer Mozart, cuya dificultad y belleza, así como el delineado psicólogico de los roles me atrae muchísimo.

P. ¿Con quién se prepara?
R. En España me he preparado sobre todo con Suso Mariategui y con Edelmiro Arnaltes, aunque he recibido clases de repertorio de muchos grandes profesionales del gremio: Manuel Valencia, Roberto Balistreri, Miguel Ángel Arqued, Alberto Joya, etc.

P. Su pareja se dedica a la música. ¿Eso facilita o dificulta la conciliación familiar?
R. Nos entendemos y apoyamos mutuamente. La admiro muchísimo y creo que es una profesional maravillosa, tanto como cantante y pianista, como en su faceta de compositora, en la que ha recibido varios premios. Creo que la admiración es mutua, pero eso tendría que decirlo ella, supongo.

P. Va a ser padre próximamente. ¿Cambiará ese hecho su forma de enfocar su carrera?
R. No creo. Nos hemos puesto de acuerdo y nos organizaremos para compaginar los proyectos. Ciertamente es una obligación que demanda mucho tiempo, pero también es una decisión que hemos meditado y sopesado. Muchos grandes cantantes son padres y eso no les limita en absoluto. Por supuesto que la familia es lo primero, pero la familia, bien vista, es fuente de poder y energía.

P. ¿Qué sueños le quedan por cumplir?
R. Varios y no solamente musicales. Con respecto a mi carrera, me encantaría realizar primeros roles en diferentes escenarios europeos, me gustaría también abordar o volver a abordar algunos personajes, como el Nemorino de ‘L`elisir d`amore’, el Arturo de ‘I Puritani’ o el Tonio de ‘La fille du régiment’, roles que tengo completamente preparados, pero de los que sólo he cantado extractos en distintos conciertos y Edgardo de ‘Lucia di Lammermoor’, que junto a Gustavo de ‘Los Gavilanes’, fueron de los roles con que más éxito tuve en la Habana. Me encantaría también volver a interpretar algunos roles en el Gran Teatro de la Habana y también realizar conciertos en mi tierra natal nuevamente.

P. ¿Cuáles son sus próximos proyectos?
R. Tengo muchos. Por supuesto seguir dando lo mejor de mí mismo en mi amado Teatro de la Zarzuela. De momento se han paralizado varios proyectos: audiciones que tenía programadas a través de la agencia artística que me representa, tanto dentro como fuera de España. Un contrato con Friburgo que de momento está detenido. Tenía también concertadas varias ‘Madama Butterfly’, ‘Rigoletto’, ‘Don Pasquale’, ‘La Tabernera del Puerto’, entre otras, que espero se realizarán cuando la situación se normalice. Sueño con volver a interpretar roles en mi tierra natal y mi amado Teatro Lírico Nacional de Cuba. También estoy trabajando con mi pareja en proyectos de composición y conciertos. Estoy preparando nuevos roles y bueno, espero que, Dios mediante, todo se vaya dando poco a poco.

P. Una última pregunta, como curiosidad. ¿Por qué un cubano tiene un nombre argelino que significa atrevido, valiente?
R. Eso la culpa la tienen mis padres, especialmente mi madre: Houari Boumediènne fue el primer presidente de la República de Argelia y fundador e impulsor del Movimiento de Países No alineados. Así que fue un hombre notable y muy valiente. Durante su estancia en La Habana, mi padre lo conoció y mantuvieron una relación de amistad. Por alguna razón, a mi madre le encantó el nombre y, como soy el hijo más joven de cuatro varones, me tocó a mí. Algunos amigos míos dicen que sí, que soy muy valiente. No lo sé, lo que sí sé es que siempre intento, al menos, hacer lo correcto y que, mientras tenga sangre en mis venas, lucharé por mi amado género lírico y por el desarrollo del mismo, tanto en mi tierra actual: España, como en mi tierra natal.


Houari Raúl López Aldana, nació en Cuba. Estudió piano y posteriormente canto en la Escuela de música Félix Varela, en la que obtuvo el título profesional y en el Instituto superior de música de la Habana (ISA), con los maestros Ricardo Linares Fleites y Manuel Pena, donde consiguió en 2003 el título de Licenciado en Música. Ingresó en el Coro del Teatro Lírico Nacional de Cuba, en el que permaneció hasta 2001, año en el que debutó como solista de la Compañía Nacional de Ópera de Cuba, en el Gran Teatro de la Habana, interpretando el rol de Alfredo de ‘La Traviata’. Permaneció como primera figura de la compañía hasta el año 2008 en que se trasladó a España.

En Madrid amplió sus estudios con los profesores Suso Mariategui y Edelmiro Arnaltes y comenzó a trabajar en el coro del Teatro Real, donde interpretó varios papeles como solista. En 2012 obtuvo una plaza por oposición en el Coro Nacional de España y ese mismo año fue requerido para el del Teatro de la Zarzuela, en el que canta actualmente. Paralelamente continúa desarrollando su carrera como solista en teatros y auditorios de toda España. Ha actuado también en Cuba, Perú, República Dominicana, Francia y Portugal. Está casado y espera un hijo.

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