La ópera clásica es racista (y todo el mundo es consciente)

Montaje de 'Turandot' en 2019 por parte de la Compañía de Ópera de Canada

El diario estadounidense 'The New York Times' publica el debate que sus lectores han iniciado acerca del racismo y los "estereotipos ofensivos" en los argumentos de las óperas clásicas. La discusión ha comenzado con un artículo de opinión de la estudiante de la Universidad de Yale Katherine Hu titulado 'Classical Opera Has a Racism Problem (La ópera clásica tiene un problema de racismo)'.


El motivo para el texto de Hu es la representación del 'Turandot' de Puccini por parte de la Compañía de Opera de Canadá. "Don’t try to hide it. Instead, make audiences confront it (No intenten ocultarlo sino hagan que la audiencia haga frente (al problema)", apela la autora del comentario.

La lectora, hija de un tenor taiwan-americano, sostiene que el director de la propuesta, el multipremiado Robert Wilson, ha intentado "enmascarar el racismo" de la obra cambiando la vestimenta y los nombres de tres de los principales personajes, que han pasado de ser Ping, Pang y Pong a Jim, Bob y Bill. "Pero los personajes continuaron jugando con los estereotipos de hombres asiáticos afeminados mientras brincaban en el escenario, riéndose el uno al otro".

"Alteraciones como éstas se han convertido en parte de una tendencia más amplia a medida que la ópera reconoce torpemente su pasado racista y sexista. Pero si espera ganar el favor de los oyentes más jóvenes como yo, la ópera debe darse cuenta de que los cambios superficiales no pueden borrar los cimientos problemáticos en obras como 'Turandot', 'Madama Butterfly', 'La flauta mágica' y 'Carmen', sostiene Hu.

"Los estereotipos orientalistas en 'Turandot', por ejemplo, se filtran en la música misma. La única forma de deshacerse de ellos sería reescribir la ópera por completo, una revisión que destruiría el canon clásico. Entonces, ¿cómo llevamos la ópera al siglo XXI? ¿Cómo preservamos la belleza de la música de Puccini, que nunca se volverá a componer, al tiempo que reconocemos que contamina la forma en que percibimos a las mujeres chinas como yo?", se pregunta la autora de la columna de opinión.

Su propuesta pasa por "educar al público sobre el contexto histórico y hacer visibles los estereotipos" en las piezas clásicas. Cita como referencia la 'Madama Butterfly' que se representó en 2017 por parte de la Ópera de Seattle, en Estados Unidos, que dio lugar a un debate sobre la "apropiación cultural" en esta "forma de arte históricamente blanca y europea". En concreto, la compañía optó por realizar actividades para contextualizar históricamente y explicar las referencias racistas —"perpetuación de estereotipos"— de la composición original.

Katherine Hu, que menciona las cantantes blancas con rostros teñidos amarillos, pide la diversificación de los argumentos y 'castings' de las óperas, que se incluyan nuevas composiciones creadas por "gente de color" que cuentan "responsablemente sus" historias. "Las compañías de ópera tienen la responsabilidad de presentar los clásicos de una manera que ayude al público a comprender cómo las historias problemáticas continúan en la actualidad".

El artículo ha motivado reacciones entre los lectores de 'The New York Times'. Por ejemplo, Simon Cohen discrepa de las propuestas de Hu y apuesta por adaptaciones que pongan de manifiesto el racismo y otros conflictos contemporáneos, como se ha hecho con 'El cazador furtivo (Der Freischütz)' y 'Fidelio' al ambientar estos títulos en los Estados Unidos actuales con sus problemas con las armas y la brutalidad policial.

Lou Maione, consciente del racismo y sexismo de las obras clásicas, advierte sin embargo contra cualquier modificación de las piezas originales, con independencia de que se deba pedir que las representaciones artísticas sirvan para educar y exponer de dónde venimos y a dónde vamos.

"Las tramas de la mayoría de las óperas son absurdas, y el público lo sabe. Dado que muchas óperas se compusieron hace 150 años, obviamente reflejan los prejuicios de la época. ¿Y qué? ('Carmen' escandalizó a la audiencia en su estreno en 1875)", escribe Juliette Muscat, que considera "poco probable" que los argumentos de las representaciones convenzan políticamente a un público que, en realidad, acude "por la música orquestal y vocal, la emoción, los escenarios y los disfraces".

Este debate en la prensa estadounidense no es único. Hay que recordar que Tamara Wilson canceló en 2019 su participación en la 'Aida' en Verona por considerar "racista" que le pusieran maquillaje negro. En abril pasado también se desató la polémica por la puesta en escena de 'Porgy and Bess' por parte de la Ópera Estatal Húngara con cantantes blancos.
La ópera clásica es racista (y todo el mundo es consciente) La ópera clásica es racista (y todo el mundo es consciente) Reviewed by Diario Lírico on 4.1.20 Rating: 5

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