Entre cajas | Karmen Abarca, sastra: "Sastrería va a ser una sección esencial para garantizar la salud de los elencos"


La situación de desabastecimiento que vivía la Sanidad de Madrid cuando se decretó el confinamiento por el coronavirus, llevó a un grupo de profesionales, fijas y eventuales, de los departamentos de vestuario de los distintos teatros de la capital, a cambiar la confección de trajes para cantantes, actores y actrices por la producción masiva de mascarillas desde sus hogares. Por el momento, han entregado cerca de 10.000 a hospitales, residencias de mayores, trabajadores de la construcción, de protección civil o conductores de transporte público, entre otros colectivos. Una de las promotoras de esta iniciativa solidaria es la madrileña Karmen Abarca Llorente, que trabajaba como personal eventual en el Teatro de la Zarzuela. Abarca, que denuncia que la sastrería escénica por ser un gremio tradicionalmente feminizado, se ve habitualmente invisibilizado y padece brecha salarial, cree que sin embargo será fundamental en el establecimiento de protocolos de protección, cuando se reinicie la actividad teatral. El imprescindible contacto físico con los cantantes y con su vestuario, va a hacer necesaria además la contratación de personal de apoyo para facilitar la adopción de las inevitables medidas de limpieza y desinfección de los trajes y el atrezzo.

Karmen Abarca, licenciada en Escenografía por la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid, completó su formación en el Centro de Tecnología del Espectáculo. Es miembro de la Asociación de Artistas Plásticos Escénicos de España (AAPEE). Su experiencia profesional, abarca las áreas de escenografía, iluminación y vestuario, tanto en su vertiente técnica como en el área artística. Como directora técnica de distintas compañías ha realizado giras por España, distintos países europeos y Estados Unidos.

Pregunta. ¿Qué llevó a las trabajadoras de sastrería de los teatros madrileños a dedicarse durante este confinamiento a confeccionar mascarillas?
Respuesta. Hubo varias razones. La primera fue ver la situación de desabastecimiento que vivíamos en la Sanidad de Madrid: no había material sanitario, el colapso de los hospitales iba en aumento. La segunda es que, dada la precariedad y temporalidad que sufrimos en el sector de las artes escénicas y en especial en la sastrería teatral, casi todas tenemos máquinas de coser y material de confección para trabajar en casa.

P. ¿Qué hicieron entonces?
R. Nos pusimos a investigar acerca del tipo de mascarillas que podríamos hacer, que fueran suficientemente protectoras. Nos organizamos y nos pusimos manos a la obra. Entregamos las mascarillas con instrucciones de uso: desinfección y manipulación. Estamos cercanas a las 10.000 mascarillas entregadas.

P. ¿Cuántos teatros hay implicados?
R. Somos un grupo de compañeras de la sastrería escénica. Empezamos a organizarnos en un grupo de chat de la bolsa de trabajo del Inaem, incluimos a las compañeras sastras fijas de los teatros del Inaem que quisieron unirse y ampliamos a las compañeras que no están en esa bolsa de trabajo. De las unidades del Inaem, tenemos compañeras fijas de todos los teatros. De fuera del Inaem… imposible saberlo. La mayoría no somos trabajadoras estables de ningún teatro. Somos trabajadoras eventuales.

P. ¿Hay gente de otros sectores?
R. Sí, para mi sorpresa, se pusieron en contacto conmigo Thais Martín primero y Carolina Masetti después, integrantes del Coro del Teatro de la Zarzuela, diciéndome que quieren colaborar. Y lo están haciendo fenomenal. También contamos con mujeres de la Asociación de Labores Solidarias IAIA, y con el paso de los días, se fue uniendo la vecina de alguien, la madre de no sé quién… En total seremos unas 60.

P. ¿Y cuántas trabajadoras de la Zarzuela?
R. En la sastrería del Teatro de la Zarzuela hay seis personas fijas en este momento, y al comienzo de la pandemia otras siete sastras con contrato temporal. De ellas, colaboran con la donación de mascarillas tres compañeras fijas y cuatro temporales. Aunque me consta que alguna de las otras está colaborando en otros grupos locales.

P. ¿Dónde van a parar las mascarillas que realizan?
R. Al principio la mayoría iban a personal sanitario de hospitales y a residencias de mayores. Algunas a trabajadores de la construcción, conductores de transporte público, protección civil… También hemos repartido por los vecindarios, a familias, asociaciones que trabajan con colectivos en exclusión, bien en acompañamiento, bien repartiendo alimentos como Fundación Triángulo, Despensa Solidaria Retiro, Turismo Solidario 2020, La Cuba, Mensajeros de la Paz, Red Solidaria Popular Carabanchel-Latina. Y seguimos repartiendo a residencias de mayores. Incluso hemos enviado fuera de Madrid a Las Palmas, Chiclana, Barbate, Almería, entre otros lugares.

P. ¿Hacen un modelo estándar?
R. No, hemos hecho varios tipos distintos, además de mascarillas de tallas pequeñas para peques y gorros de quirófano/cocina. Y ahora estamos trabajando en varios prototipos de mascarilla accesible trasparente para permitir la lectura de labios. Por cierto, para éstas, nos vendría muy bien que alguien nos donase acetato, el plástico trasparente que se pone como portada al encuadernar libretos.

P. ¿Y de dónde sale el material?
R. Al principio fuimos haciendo mascarillas con el que teníamos cada una en casa. Rápidamente me di cuenta de que necesitaríamos más y busqué en el circuito del vestuario escénico. Pedimos a los teatros, talleres, tiendas de telas y mercerías que nos donaran tejido y cintas, gomas. Recibimos donaciones del Centro de Tecnología del Espectáculo, el Teatro Valle Inclán, Petra Porter, Izquierdo, Pipa y Mila, La Retalera, Tejidos Meco y el taller de Rafa Solís. Debo hacer mención especial a SIT, Servicio Internacional de Transporte por donarnos polipropileno, que es un tipo de plástico que hemos usado como método de barrera en las mascarillas y que las han hecho ser muy eficaces.

P. ¿Han recibido apoyo de la Administración?
R. Al principio, nos ofrecimos a la Comunidad de Madrid, pero no recibimos respuesta. En cuanto a las peticiones que hicimos a los distintos teatros del Inaem, para que nos donaran material, recibimos respuesta y el material inmediatamente del Centro de Tecnología del Espectáculo y del Teatro Valle Inclán. Trasladé una petición de donación de material al Teatro de la Zarzuela pero no obtuvimos repuesta.


P. ¿Cuánto tiempo lleva trabajando en el Teatro de la Zarzuela?
R. Yo, soy personal eventual. Llevo con contratos temporales desde principios de los 2000. En el inicio de la pandemia, tenía un contrato de 4 meses, que terminó a primeros de abril.

P. ¿Cómo están viviendo en sastrería el cierre del teatro?
R. Con muchísima incertidumbre. Cultura fue el primer sector en parar, y por lo que se ve, será el último en activarse. Por otro lado, en todas las ayudas que se anuncian dirigidas al sector cultural, el personal técnico queda expresamente excluido. Esto nos pone a la mayoría en una situación de precariedad extrema.

P. ¿Cómo ve el futuro?
R. Yo creo que tenemos por delante muchos meses de vacío laboral, pero entiendo que cuando comience la actividad, seremos de las secciones con más trabajo, si se quiere poder garantizar la salud de los elencos.

P. ¿Han mantenido sus sueldos y sus puestos de trabajo?
R. Todo el personal de la Administración Pública ha mantenido los sueldos. El personal eventual, sólo hasta el final de sus contratos.

P. En el coro y en oficinas ha habido bastantes contagios. ¿El cuerpo técnico se ha visto afectado por el coronavirus?
R. Si, en la sastrería del Teatro de la Zarzuela, hemos tenido varias compañeras afectadas.

P. ¿Cómo imagina que será la vuelta cuando se reinicié la programación?
R. En cuanto a lo concreto de la sastrería escénica, nuestro trabajo es de mucho contacto físico, a veces cuerpo a cuerpo con los elencos y su vestuario. Se va a tener que ser muy creativas, proponiendo protocolos de trabajo. Epis, mucho gel hidroalcohólico, personal de apoyo, distancia social cuando sea posible y mucha limpieza y desinfección. Rutas de ida, rutas de vuelta.

P. ¿Están trabajando los teatros en el tema?
R. Sé que se está trabajando en crear protocolos de protección, pero hasta dónde sé, se pone en evidencia que la sastrería escénica es una profesión invisibilizada y la mayoría de quienes nos coordinan no saben qué hacemos. Este es un gremio históricamente feminizado, como consecuencia de la división sexual del trabajo.

P. ¿Usted qué soluciones plantearía?
R. Yo entiendo que tenemos dos puntos específicos a estudiar dentro de nuestra sección.
-El trabajo con la actriz / actor o  cantante. Contacto físico.
-Manipulación del traje escénico.
Incorporar personal suficiente que permita espaciar los momentos de tensión en las funciones, para que se pueda asistir a los cambios, recogida y traslados del vestuario, garantizando un mínimo de seguridad. Y la continuidad del trabajo de limpieza y desinfección del vestuario: personal que se encargue de los protocolos de limpieza por las mañanas, y más personal de apoyo que se encargue de una correcta manipulación tras la desinfección.

P. ¿Cuál es el principal problema?
R. Nosotras solemos trabajar, ¿cómo diría yo? Intensamente. La mayoría de las veces por falta de personal. En este momento de pandemia, deberíamos dar por terminadas las carreras, aglomeraciones, las prisas y los destajos para poder garantizar nuestra seguridad y la de los elencos.

P. ¿Qué medidas de seguridad habrá que tomar con el vestuario?
R. A mi entender, siempre que se pueda, poner prendas especificas que puedan tener una limpieza diaria, y que sean las que están en contacto con la piel. La manipulación de estas prendas, requerirá una especial colaboración entre el personal de sastrería y el elenco. Habrá que introducirlas en bolsas cerradas y trasladarlas a la lavandería en carros. Una vez allí, lavarla y desinfectarla. Las prendas que no se pueden lavar a diario, deberán tener un tratamiento desinfectante diario con productos adecuados.

P. Los coristas enfermos, achacaron los contagios a unas sastras llegadas de Italia. ¿Es habitual que vengan profesionales de otros teatros con las producciones?
R. No es que vengan de otros teatros. Son artistas, por ejemplo, una figurinista, que trae su propio equipo. O cuando recibimos una compañía invitada, que suelen venir las personas de la compañía que coordinan cada sección, para indicarnos como es el trabajo que debemos hacer. O si el taller que realiza el vestuario es, por ejemplo, de Barcelona, y viene la responsable con una asistente. Cosa habitual.

P. ¿Cuál es en esos casos la función de los trabajadores de ‘la casa’?
R. El personal técnico de un teatro se pone a disposición de las necesidades de la producción. En al caso que mencionas, la sastrería asistió a las pruebas de vestuario con las compañeras italianas.

P. ¿Elaboran alguna vez todo el vestuario de una producción?
R. En el Teatro de la Zarzuela no. La realización del vestuario es una partida que sale a concurso público.

P. ¿Qué tal es la relación de la sastrería con el resto de secciones del teatro?
R. A nivel personal es correcta. Laboralmente, sastrería junto con el resto de las secciones feminizadas de la técnica escénica sufren una brecha salarial difícil de explicar en la Administración General del Estado.

P. ¿Qué mejoras necesitaría su departamento?
R. Lo primero resolver la brecha salarial. Se calcula que cobramos entre 400 o 500 euros menos al año, si no más, es complicado de saber. Si eso lo multiplicas por todos los años trabajados sale un pico. No es entendible que haya brecha dentro de las mismas categorías profesionales. Pero, además, si pudiéramos hacer un estudio de nóminas, estoy convencida de que las secciones feminizadas, cobramos alrededor de un 30% menos, si incluimos horas extras, conciliación familiar…

P. ¿Y en otros aspectos?
R. También habría que resolver el distanciamiento que existe entre la dirección técnica y la sastrería. A veces se nos ningunea en nuestras necesidades. No se nos comunica la información. Suele haber falta de personal, no tenemos material ni maquinaria óptima. Desde arriba se nos trata como costureras o lavanderas, como si no fueran oficios dignos, poniendo en evidencia que no saben en qué consiste nuestro trabajo.

P. ¿Qué es lo mejor de ser sastra en un coliseo como la Zarzuela?
R. Al ser grandes producciones musicales, con unos elencos numéricamente importantes, por un lado, tenemos mucho vestuario, muchos cambios y las funciones son trepidantes. A la vez, el tipo de vestuario suele ser de época, cosa que nos suele gustar mucho.

P. ¿Y lo peor?
R. Lo que menos me gusta, es la sastrería, el espacio de trabajo. En el Teatro de la Zarzuela, la han trasladado al quinto piso, y es muy estrecha. Lo que dificulta el trabajo dado que el vestuario suele ser muy voluminoso. Trabajamos apretujadas. No hay sillas para todas. ¡No cabemos!

P. ¿Hay diferencias con los distintos directores?
R. En cuanto a los directores artísticos, Bianco, Olmo, la diferencia fundamental es el tipo de programación. Puede tener tintes más clásicos o más contemporáneos. En el caso del actual director, la programación intenta ser más moderna, pero programa poquísimas funciones, cómo si la producción no llevara trabajo y presupuesto encima.

P. ¿Pero afectan a su departamento?
R. No, aunque hacia afuera pueda haber cambios, rara vez intervienen en las estructuras internas de personal, en lo que afecta a la sastrería, el organigrama de la técnica no suele cambiar. Si funciona funciona y si no funciona no funciona. No se enterarán.

P. ¿Ha trabajado en otros teatros o fuera del mundo de la escena?
R. Llevo muchos años de profesión. He andado muchos caminos.

P. ¿Qué diferencias encuentra y qué prefiere?
R. El teatro es vocacional. Quienes nos dedicamos al teatro, difícilmente lo cambiaríamos por otra cosa. Personalmente, ando buceando en la docencia, y espero poder aplicarla al teatro.

P. ¿Qué la llevó a dedicarse al mundo de la sastrería?
R. La casualidad, descubrir un mundo nuevo, crear arte etéreo, trabajar con las manos. Apasionante.

P. ¿Dónde se formó?
R. Comencé siendo autodidacta, con los años me formé en Vestuario Escénico en el Centro de Tecnología del Espectáculo, más tarde ingresé en la Real Escuela Superior de Arte Dramático, formándome en plástica escénica. En la actualidad me formo para ser docente mientras hago un doctorado.

P. ¿Se planteó otras salidas profesionales?
R. Constantemente. Es un ámbito muy duro, por la precariedad económica, la intermitencia, las jornadas interminables, los horarios inconciliables. Pero llega el momento de levantar el telón y se olvida todo.

P. ¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
R. Estar en contacto con mis compañeras y amigas. Aprendo de sus experiencias y sentipensares. Y crezco.

P. ¿Y lo que menos?
R. La desigualdad que sufrimos en relación a otras secciones. La minusvaloración de nuestro trabajo. La omisión de nuestra presencia en momento de toma de decisiones…

P. ¿Se ve trabajando aquí hasta su jubilación?
R. Ahora mismo me cuesta visualizarme en el futuro. Pero se, que lo que me traiga la vida será apasionante, porque yo, intento ponérselo fácil.

P. ¿Qué sueños le quedan por cumplir?
R. Creo que no tengo sueños. Creo que tengo apetencias y le ayudo a la vida a que las haga posible. Trabajo cada día en quererme mas a mi misma, para poder querer más este mundo, me esfuerzo en quitar el trabajo del centro de la vida, seguir aprendiendo y seguir compartiendo mis sentipensares. Y crecer.






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