José Luis Sola, Nicola Beller y Leonor Bonilla protagonizan 'Orfeo y Eurídice' en Jerez
El Teatro Villamarta de Jerez inicia su programación lírica de 2019 con una producción propia de la ópera 'Orfeo y Eurídice' que podrá verse este viernes 18 y este sábado 19, a las 20,00 horas en ambos casos. La obra de Gluck estará protagonizada por el tenor navarro José José Luis Sola interpretando a Orfeo, la soprano hispano-alemana Nicola Beller Carbone en el papel de Eurídice y la soprano sevillana Leonor Bonilla como Amor. Estarán acompañados por la Orquesta Filarmónica de Málaga bajo la batuta de Carlos Aragón.
Además de los cantantes, en el montaje participan los actores Martín Puñal, Helena Dueñas, Sergio Monje, Aurelio Madroñal y Sergio Delgado. La dirección escénica está a cargo del dramaturgo y director sevillano Rafael Villalobos, y la escenografía y el vestuario es obra del cordobés Jesús Ruiz.
Villalobos realiza una revisión actualizada del mito. Así, mientras en el original, la ópera gira en torno a la pesadumbre que produce en Orfeo la muerte de su joven esposa Euridice, pocas horas después de haber contraído matrimonio, en la versión del Villamarta, ambos son una pareja madura que se enfrenta a la viudez al morir uno de ambos. El personaje de Amor, desdoblado en dos personajes - masculino y femenino, ambos jóvenes -, representa de alguna manera a la pareja en el momento de sus nupcias, ayudando al anciano Orfeo a enfrentarse a la enfermedad y la muerte de su esposa.
"PRIMERA PARTE
Durante la Sinfonía, un grupo de invitados celebra con júbilo las bodas de oro de Orfeo y Euridice, que sorprenden a la pareja con una foto enmarcada de ellos mismos el día de su boda.
TELÓN
Al alzarse de nuevo el telón, varios amigos consuelan a Orfeo, que llora abatido junto a un ataúd. Ramos y coronas de flores nos colocan en la situación: estamos en el funeral de la mujer del músico. Orfeo pide intimidad, y poco a poco, tras hacerle llegar sus muestras de cariño, los personajes abandonan el apartamento.
Cuando Orfeo se queda solo, y ante el desconsuelo de su canto junto al ataúd, la proyección de su pasado irrumpe en escena: una pareja de jóvenes en el día de su boda -ella, además, con un vestido de clara influencia griega, en referencia a la Eurídice clásica- se aparecen frente a Orfeo para indicarle que podrá reencontrarse con su esposa, siempre que no la mire a los ojos. La pareja de jóvenes desaparece y Orfeo, lleno de júbilo, interpreta su aria de bravura mientras toma el retrato de Eurídice.
Rápidamente el espacio se transforma y Orfeo se ve envuelto en un mundo de dolor: el mundo siniestro que ha rodeado la enfermedad de Eurídice. Orfeo quiere llegar hasta su esposa, pero un grupo de enfermos -las furias- se lo impide al considerar que Orfeo no conoce el enorme padecimiento que su esposa ha sufrido, y desprecian su vanidad al presentarse frente a ellos. Orfeo decide entregarse al dolor como muestra de empatía -ballet de las furias-.
La fiereza del ballet de las furias contrasta con la sutilidad del ballet del cielo. Para ello, la luz cambiará drásticamente para concentrarnos en una pequeña pantomima entre el joven Orfeo y la joven Eurídice que representará su pasado feliz y cotidiano.
Eurídice irrumpe en escena cantando las alabanzas de los Campos Elíseos. Para ella, al contrario que muchos enfermos, trata de aceptar su condición y sembrar paz y armonía entre ellos, pero al escuchar la voz de Orfeo, queda paralizada por el miedo a un posible reencuentro. Las furias conducen a Orfeo que, a pesar de la negativa de Euridice de mirarlo a los ojos, reconoce a su esposa y la besa.
SEGUNDA PARTE
Al alzarse el telón, la pareja se encuentra en la misma posición, pero las furias han desaparecido. Es una noche lluviosa y fría, y Eurídice se queja de que su esposo no la ha mirado a la cara, ignorando la promesa que éste hizo a los dioses. Eurídice está acomplejada -deduce que su esposo no quiere mirarla por su aspecto- y no entiende por qué la ha devuelto a la vida, por qué la trae de vuelta a un mundo en el que antes eran felices y donde ya no podrán serlo. Ante el sufrimiento de Eurídice, Orfeo, desesperado, se vuelve para mirarla, pero, arrepentido por haber sucumbido, vuelve a cubrir el rostro de su mujer con sus manos, lo que provoca la muerte de Eurídice.
Orfeo cae abatido por sus propios actos e intenta suicidarse, pero la propia Euridice lo impide, volviendo a la vida e introduciendo de nuevo a los jóvenes esposos que, junto a la anciana pareja, se encuentran en un bucle temporal. A partir de este momento, correspondiente al ballet final, asistiremos a una larga pantomima donde de nuevo recreamos el funeral de Eurídice del inicio, pero todo ha cambiado: Orfeo ha comprendido finalmente que no puede anclar a Eurídice en la vida terrenal y el sufrimiento, sino que ésta es más feliz en los Campos Elíseos, por lo que su actitud es mucho más serena. Finalmente, todos los personajes se reúnen en el escenario y cantan las bondades de Amor mientras cae el telón.
Al terminar la función, el espectador se preguntará sobre la propuesta que ha visto en escena. ¿Es el mito clásico de Orfeo? ¿La historia de un matrimonio? ¿Son los jóvenes una proyección de Orfeo y Eurídice en su juventud? ¿Ha muerto Eurídice dos veces o, por el contrario, la escena de la muerte es una regresión a su muerte real antes de que empezara la ópera? ¿Qué es el amor? ¿Qué es el dolor? ¿Qué es la enfermedad? ¿Qué es la viudez? ¿Qué conforma el verdadero infierno? No es nuestra labor dar respuestas sino plantear las preguntas adecuadas para que el espectador recapacite sobre la complejidad del ser humano frente a la soledad".
José Luis Sola, Nicola Beller y Leonor Bonilla protagonizan 'Orfeo y Eurídice' en Jerez
Reviewed by Diario Lírico
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18.1.19
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