Ópera Garaje lleva a Madrid su segundo montaje, 'Lucia di Lammermoor'
Los productores Emiliano Suárez y Macarena Bergareche vuelven a Madrid con el segundo montaje de 'Ópera Garaje', 'Lucia di Lammermoor' que se presentará este miércoles 18 de diciembre a las 19.30 horas en una única función que se celebrará en una carpintería reconvertida en garaje en el número 137 de la calle Jorge Juan. La representación que podrá verse es una versión reducida sin coro que se estrenó en Bilbao el pasado mes de octubre. La dirección musical está en manos de Ricardo Francia que además acompaña la obra al piano, con la colaboración del arpista José Antonio Domené y la flautista Pilar Constancio. El precio de las entradas es de 25, 38 y 65 euros.
El reparto está integrado por la soprano madrileña Natalia Labourdette (Lucia), el tenor lanzaroteño Pancho Corujo (Edgardo), el barítono santanderino Manuel Lanza (Enrico), el tenor italo-argentino Emmanuel Faraldo (Arturo), el bajo valenciano David Cervera (Raimundo) y la soprano Ruth Terán (Alisa).
Ópera Garaje surge de la iniciativa de dos promotores privados vizcaínos, Emiliano Suárez, heredero de la saga de joyeros Suárez, y Macarena Bergareche, socia fundadora y directora ejecutiva de la agencia Think Chic que presentan este montaje tras el éxito de la gira de su primera producción, 'La Bohème', el pasado año.
'Lucía de Lammermoor' (con el título original en italiano, 'Lucia di Lammermoor') es un drama trágico en tres actos con música de Gaetano Donizetti y libreto en italiano de Salvatore Cammarano, basado en la novela 'The Bride of Lammermoor' de Sir Walter Scott. Se estrenó en el Teatro de San Carlos de Nápoles el 26 de septiembre de 1835. El compositor revisó la partitura para una versión en francés, 'Lucie de Lammermoor', que se estrenó el 6 de agosto de 1839 en el Théâtre de la Renaissance en París.
El argumento de la versión de 'Lucia' que presenta Ópera Garaje es el siguiente:
Acto I
Escena primera: familia.
Arturo, ex novio de Lucia, entra en el hangar y busca con ansia al desconocido Edgardo, un pintor por el que Lucia le abandonó. Aparece también el padre Raimondo, cura y amigo de la familia. A su lado, Enrico, hermano mayor de Lucia, socio de un prestigioso bufete de abogados y de ideas conservadoras. Raimondo le cuenta a Enrico que sospecha que la pareja de Lucia es Edgardo, un joven artista adicto a la heroína y que utiliza su taller para encontrarse con ella. El cura lleva días siguiendo a la joven por encargo de la familia, y por fin ha encontrado su modus operandi. Cuando se descubre que la sospecha de Arturo es cierta, Enrico confirma el odio que siente por Edgardo y su determinación de finalizar la relación entre él y su hermana. Lo que Enrico aún no sabe es que Lucia además de enamorada, ha entrado en contacto con la heroína. La droga es todavía más poderosa que el amor y Lucia se encuentra en una espiral fatal.
Escena segunda: reflexión.
Lucia, como cada día después de la universidad, espera a Edgardo en el garaje. El taller a esa hora está cerrado y es allí donde viven con intensidad su cruel historia de amor.
Lucia llega acompañada de su amiga Alisa. Se siente atraída por esa inquietante atmosfera. Lucia y su adicción, proponen sexo a tres y droga sin límites. Alisa, finalmente rechaza la fiesta y advierte a su amiga del riesgo que corre. El sentido común y los prejuicios tiran fuerte de ella, que se aleja en la noche habiendo derrotado al morbo de la fruta prohibida.
Entra Edgardo, pálido y nervioso. Tiene ganas de estar con Lucia pero aún más de consumir. Los protagonistas mantienen una mágica conversación, en donde sueñan con casarse en una isla perdida al otro lado del mundo huyendo de su destino. El mono es insoportable y Edgardo sale en busca de heroína. La droga es el amor de su vida, con ella a su lado, morirá.
Acto II
Escena primera: renuncia.
Enrico regresa de madrugada en compañía del padre Raimondo y del joven Arturo. La escena es demasiado dura para el chico. Horrorizado, sale en busca de Alisa. Enrico está superado y furioso por la extrema situación de su hermana y ha decidido tomar medidas drásticas. Le ordena volver a casa y retomar la vida familiar. No volverá a ver a Edgardo y le exige que vuelva con Arturo, su anterior pareja. Su amenaza es clara y directa, sino recupera la normalidad, será desheredada y la familia la abandonará a su suerte.
Enrico deja a Lucia en manos de Raimondo, confía en que sea capaz de conducirla por el buen camino. La salvación está en el arrepentimiento y la penitencia en su terrible pecado. Es hora de ser una buena cristiana y rezar para sanarse
Escena segunda: droga.
Arturo llega con Alisa, quiere que hable con Lucia y la ayude a salir del infierno. Lucia actúa extrañamente, está atrapada entre las garras de la dama blanca. Enrico, avergonzado, se tambalea, quizás sea tarde para ayudar a su hermana. Arturo trata de abrazar a su amada, todavía puede haber esperanza, pero ella ya no está. Es una sonámbula en busca de Edgardo. Amarlo significa morir. Edgardo aparece repentinamente y amenaza de muerte a los presentes. Ellos son intrusos en su mundo paralelo, allí dentro encierra su vida y su arte. Ellos no son nadie para ocupar su espacio vital.
Raimondo, en el nombre de dios, trata de contener la agresividad de Edgardo y evita la pelea. A continuación, le muestra la demanda interpuesta por la familia por secuestro y coacción. Edgardo, fuera de sí, maldice a Lucia y su familia, derramando un bote de pintura sobre su lienzo. Era su última creación, y estaba dedicada a Lucia. El genial creador observa cómo Lucia claudica y obligada, se pasa al otro lado de la escena.
Acto III
Escena primera: muerte.
Edgardo resta en su guarida. Lucia ha cambiado de bando. Desolado, quiere permanecer cerca de sus creaciones y morir de una sobredosis. Nada tiene sentido excepto el arte inmortal. Esta vez la heroína le ayudara a no sufrir más. Llega Raimondo para decirle que Lucia ha muerto para él. Permanecerá ingresada en un centro de rehabilitación de manera indefinida hasta que se sane. Culpa a Edgardo de haber arruinado el destino de la joven flauta. Raimondo está exagerando para acelerar la reacción final del pintor. Edgardo, bajo la atenta mirada del padre, se inyecta una dosis letal. En pleno vuelo "on the nod", recuerda con cariño a su amada Lucia. Edgardo expira a los pies del padre Raimondo.
Escena segunda: locura.
Raimondo medita cabizbajo y reflexiona sobre lo ocurrido. Advierte de que es hora de ocuparse de Lucia, su encargo está llegando al final. Es necesario que Lucia vea muerto por sobredosis a Edgardo, forma parte del plan. Entra Lucia, está en éxtasis, la heroína se clava como cristales rotos en su débil cuerpo. A pesar del síndrome de abstinencia, se imagina con Edgardo en la isla desierta. Enrico aparece y amenaza a Lucia, sus prejuicios le ponen al límite, no acepta ver tan lamentable desvarío. Esto no puede estar pasando en su familia. Inmediatamente se da cuenta de la locura extrema de su hermana y no puede evitar las lágrimas. Lucia cae derrumbada. Raimondo culpa de todo al débil Edgardo, no hay compasión para él. Con ayuda de Enrico, el cura saca a Lucia del taller con dirección al Hospital Psiquiátrico.
Ópera Garaje lleva a Madrid su segundo montaje, 'Lucia di Lammermoor'
Reviewed by Diario Lírico
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18.12.19
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