Una campaña de micromecenazgo financia un documental sobre el asesinado Antonio José
Antonio José con sus partituras en Burgos (Archivo municipal de la ciudad)
Una campaña de micromecenazgo busca financiar un documental sobre la vida y la obra del compositor y folclorista burgalés Antonio José Martínez Palacios en el 80 aniversario de su asesinato por los fascistas al inicio de la Guerra Civil española. El músico fue fusilado el 9 de octubre de 1936, dos meses antes de cumplir los 34 años, en el monte Estépar (Burgos), donde su cuerpo permanece desaparecido junto al de otros 400 'paseados' por los falangistas. Cuentan que antes de caer muerto gritó: “¡Viva la Música!”. Entre su producción musical se encuentra la ópera 'El mozo de mulas', con argumento basado en algunos capítulos de 'El Quijote', que todavía no ha sido estrenada.Según se explica en la convocatoria, el hilo conductor del documental es "la peripecia vital y profesional del músico burgalés desde su nacimiento en 1902 hasta su violenta muerte casi treinta y cuatro años después. A través de su biografía quedará reflejado el intenso momento histórico en el que vivió el artista, tanto en su ciudad natal, como en el resto de España. Y a través de su obra redescubriremos la genialidad del músico, su importancia en la música española y su lugar en la música clásica europea". Los autores resaltan de Antonio José la entrega a su tierra, a los excluidos de la cultura y a la música popular, especialmente a la burgalesa y castellana. En la película se muestra el contexto social, cultural y político de la época y se analiza la evolución creativa de la obra del compositor.
Firma del compositor (Archivo Municipal de Burgos) |
Los intérpretes, confirmados en su mayoría y en algunos casos ya grabados, son, entre otros: el guitarrista chileno José Antonio Escobar, el organista de la catedral de Burgos Guillermo Díez Arnáiz, el tenor Jorge Benito, la soprano Mar Codina, los pianistas José Abel González y Diego Crespo, el grupo folk Cira Qu, las corales Orfeón Burgalés y Schola Cantorum y las orquestas sinfónicas de la Universidad de Aveiro (Portugal) y de Burgos. También participan expertos en la obra de Antonio José: el compositor Alejandro Yagüe, el director de la OSBU Javier Castro, el músico e historiador Andrés Ruiz Tarazona, el periodista de RNE Gonzalo Pérez Trascasa, el guitarrista cubano Ricardo Iznaola, Jesús Domingo (Schola Cantorum), el doctor en Historia estadounidense y especialista en la obra del compositor Robert Lincoln Long, el escritor japonés, guitarrista y especialista en Antonio José, Sanéyuki Maekawa y el director de orquesta brasileño Ion Bressan.
Como es habitual en este tipo de campañas, se establecen recompensas para las personas que contribuyan al proyecto: visionado online que permitirá ver la película durante 48h; el DVD con la película en calidad SD (standard definition); el DVD de los extras con todas las actuaciones grabadas expresamente para el proyecto; el USB que permitirá visionar la película en calidad HD (high definition); aparecer con el logo o nombre en los títulos de crédito y en la página web como colaborador. Para más información se puede acudir a antoniojose.org, antonio jose facebook, o a antonio jose twitter
Antonio José (Archivo Municipal de Burgos) |
“Cuando regrese a Burgos para no volver a salir de él…”
Estas fueron las premonitorias palabras incluidas por Antonio José en el breve discurso que dirigió a los integrantes del Orfeón Burgalés al hacerse cargo de su dirección en la primavera de 1929.
Siete años después, el jueves 8 de octubre de 1936, al filo de la fría y oscura medianoche y mientras intentaba conciliar un sueño imposible, envuelto en la vieja manta que le había enviado su familia, sintió el cerrojo de la brigada en la que se hacinaba junto a otros cientos de presos. Al cesar los chirridos metálicos pudo escuchar una voz que gritaba su nombre y le apremiaba para bajar al patio.
No sabemos a ciencia cierta cuál pudo ser su reacción ante ese maldito requerimiento que le anunciaba una muerte terrible e inminente. Hay varias y contradictorias versiones de algunos testigos directos, pero cualquier ser humano ante una situación tan injusta y criminal como esa es ya de por sí un Héroe con mayúsculas. Nos gustaría creer que Antonio José, como narran los testimonios más románticos, se levantó con serenidad de su camastro y, tras atusarse el pelo y buscar su abrigo de cuero y su boina, se despidió de los aterrorizados compañeros que, al menos por esa noche, se habían librado de tal fatal destino. Incluso el funcionario que lo acompañaba en su último paseo hasta el patio se tuvo que sobreponer a sus emociones ya que había sido discípulo del músico y sentía por él un gran aprecio.
Después de los breves trámites burocráticos para permitir una fingida libertad por orden gubernativa y depositar sus escasas pertenencias sobre una manta —Antonio José además fue despojado por sus verdugos de su elegante y querido abrigo de cuero—, los 24 desgraciados que eran arrastrados hacia el matadero fueron maniatados entre sí. También se cuenta que el azar quiso que una de las manos del compositor, esa que tantas veces había acariciado las teclas de su piano para dictar su preciosista y eterna música, acabara entrelazada para siempre a la de su entrañable amigo, el periodista Antonio Pardo Casas.
Al salir al exterior de la prisión y sentir sobre sus rostros el desapacible viento de esa lluviosa noche, varios de los presos reaccionaron para oponer una digna e inútil resistencia frente a la salvaje partida de fascistas y militares que, por orden del general Francisco Fermoso Blanco —a la sazón gobernador civil de Burgos—, se habían hecho cargo de ellos. Pero sin miramiento alguno, con gritos, patadas y culatazos los criminales arrastraron a los detenidos hasta los camiones que les conducirían hasta la muerte. En medio de ese desgarrador tumulto Antonio José aún tuvo el valor de gritar: “Así me paga Castilla lo que he hecho por ella”.
Después de un corto viaje y de más torturas, más insultos y más vejaciones los 24 componentes de esa enésima saca fueron arrojados de los camiones al pie de una larga y estrecha fosa previamente excavada por los militares bajo las encinas del Monte de Estépar. Deslumbrados por los faros de los vehículos y aturdidos por los golpes y los gritos de sus asesinos esos pobres e indefensos hombres casi no se dieron cuenta de las secas descargas de los fusiles y pistolas que de repente acabaron con sus vidas.
Nunca sabremos si es cierto pero cuentan que uno de los jesuitas que asistía espiritualmente a las víctimas en sus últimos momentos escuchó gritar a Antonio José antes de caer para siempre sobre esa húmeda y olorosa tierra burgalesa que tanto amaba, un rotundo: “¡Viva la Música!”
Una campaña de micromecenazgo financia un documental sobre el asesinado Antonio José
Reviewed by Diario Lírico
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13.10.16
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