Emilio G. Carretero | tenor: "La zarzuela subsiste gracias al esfuerzo heroico de las compañías privadas"
Foto: Emilio G. Carretero (Luis Bellido)
La noticia de su retirada sorprendió a sus compañeros de profesión mientras deleitaba al público de La Solana con su desternillante interpretación de don Epifanio en La Chulapona y de Calatrava, el mayordomo de La Calesera que la compañía Musiarte Producciones del barítono Antonio Lagar y la soprano María Dolores Travesedo han presentado en la XXXII edición de su Semana Nacional de la Zarzuela de la localidad manchega. Afortunadamente para el género y para sus muchos admiradores, el retiro del tenor Emilio G. Carretero (1944) sólo va a ser relativo. Aunque es verdad que deja Madrid para trasladar su domicilio a su villa natal, donde espera poder dedicar más tiempo a la escritura, seguirá abierto a todas las propuestas que reciba para continuar sobre las tablas. Emilio García Carretero, nació en Fuente de Cantos (Badajoz). Destinado por su padre a hacer carrera en el mundo de las leyes, se apuntó voluntario a la mili a los 17 años para poder marcharse a Madrid. Tras licenciarse a los 19 años comenzó su andadura como meritorio en distintos teatros de la capital hasta recalar en el Teatro de la Zarzuela en cuyo coro permaneció durante 40 años que compaginó con la actuación como solista en diversas compañías privadas de zarzuela y en el propio coliseo de la calle Madrazo.
Estudió declamación con el actor José Franco y canto y solfeo con Marisol La Calle, además de en el Conservatorio de Madrid y en la Escuela de Arenal. Es autor de una Historia del Teatro de La Zarzuela y de las biografías de Celia Gámez, de Antoñita Moreno y de la cupletista extremeña Carmen Flores.
Vídeo: Emilio Carretero y Marisol Lacalle
Pregunta. ¿Por qué decide retirarse justo en este momento?Respuesta. Hay que puntualizar. No es que me retire exactamente, pero el trabajo es cada vez más escaso y hay que ir cediendo el paso a la gente que viene. Así que he decidido irme a vivir a mi pueblo, Fuente de Cantos en Badajoz que, por cierto, es el pueblo natal de Zurbarán. Lo cual no quiere decir que no esté dispuesto a venir a Madrid siempre que me ofrezcan papeles interesantes.
P. ¿Y qué va a hacer en Fuente de Cantos una persona tan activa como usted?
R. Hace tiempo que me dedico a escribir, algo que puedo hacer perfectamente allí, donde tengo una casa muy grande, parte de la cual la he dedicado a crear un museo del teatro en el que está ampliamente representado el género lírico. Tiene también una sección dedicada a la gran folclorista Antoñita Moreno, a la que está dedicado, con trajes, fotos y recuerdos personales.
P. ¿Cualquiera puede visitar ese museo?
R. Es un centro privado no abierto al público, pero las personas que deseen verlo pueden hacerlo solicitándomelo personalmente en el teléfono 616232033.
Foto: Carretero (Luis Bellido) |
R. Es demasiado costoso, pero sí que me gustaría que el día que yo me vaya al viaje sin retorno, la gente pudiese acceder a todo mi archivo teatral que tiene contenidos que se remontan a mediados del siglo XIX clasificados cronológicamente. Me gustaría que estuviese expuesto en algún lugar y que no se disgregase en mercadillos. Aunque esto último sería una suerte de giro poético, porque muchos de sus fondos provienen precisamente de mercadillos.
P. ¿Cómo decidió dedicarse al canto?
R. Nací siendo cantante. Mi familia dice que empecé a cantar antes que a hablar y realmente no puedo recordarme si no es cantando. Cantaba lo que oía en la radio y mi sueño era ser artista. Pero mi padre, que era funcionario de justicia, estaba decidido a que me dedicase a algo relacionado con el mundo legal.
P. ¿Y cómo se libró de ese futuro que le tenía destinado?
R. A los 17 años logré que me dejase venir a Madrid a hacer la mili voluntaria (la obligatoria se hacía a los 21 años). Me licencié el 24 de junio de 1963 con 19 años y a mediados de diciembre de ese mismo año entré de figurante en el Teatro Español, en La prudencia de la mujer de Tirso con Carmen Bernardo como primera actriz.
P. ¿Y después de eso?
R. De allí pasé al María Guerrero como meritorio con José Luis Alonso y después al Marquina también como meritorio, ya en una comedia musical. Estando en este teatro, fui un día al de la Zarzuela a ver a la compañía de género chico de José de Luna y me enamoré de tal modo del género que ya no le he dejado más que para trabajar esporádicamente en espectáculos de Antoñita Moreno.
P. ¿Cómo llega al Teatro de la Zarzuela?
R. En septiembre de 1964 entré de meritorio en la compañía de José de Luna que durante los veranos trabajaba en el coliseo de la calle Madrazo, además de realizar giras por toda España. Allí conocí al maestro Perera y a través de él entré en la compañía titular del teatro en la que he trabajado durante 40 años. Aunque también he colaborado con compañías como la de Nieves Fernández de Sevilla, la de Juan José Seoane o Musiarte Producciones de Antonio Lagar y María Dolores Travesedo, que son los que más posibilidades me han ofrecido para desarrollar mi vena de actor cómico.
Foto: Carretero (Luis Bellido) |
R. La dirección del teatro me dio la oportunidad de hacer papeles de solista compaginándolos con mi labor en el coro que es el que me ha brindado la estabilidad económica durante mi vida laboral y ahora en la jubilación. No hay que desdeñar el papel del coro que brinda, además, un magnífico puesto de observación para una persona estudiosa como sigo siendo yo.
P. ¿Qué destacaría de su paso por el Teatro de la Zarzuela?
R. La cantidad de grandes artistas y directores con los que he tenido la oportunidad de trabajar y de aprender trabajando: Tamayo, Adolfo Marsillach, José Carlos Plaza, entre otros muchos, y los mejores cantantes líricos de la época: Kraus, con el que llegue a tener una relación de afecto y que incluso me prestó sus álbumes para documentarme para el libro que estaba escribiendo sobre el teatro, Domingo, Caballé, Carreras, Berganza y tantos otros.
P. ¿Qué ha supuesto para usted su paso por el coliseo madrileño?
R. Ha sido mi casa. Al final creo que no se han portado conmigo como creo que se debían haber portado, pero guardo recuerdos imborrables de toda una vida entre sus paredes. Supongo que no debería extrañarme que después de haberle dedicado mi vida entera y de haber escrito su historia no tengan nunca la deferencia de invitarme, no ya a un estreno, por lo menos a un ensayo, cuando hubo un momento en que al propio maestro Chueca se le impidió entrar al teatro: estaba mayor, era pesado y molestaba, ¡y eso que era Chueca!
P. ¿Qué diferencias hay entre el teatro ahora y cuando usted empezó?
R. Abismal. Cuando yo decía en el pueblo que quería ser cantante, lo mínimo que me decían era “mariquita”. Ahora empezar es más fácil y la gente está infinitamente más preparada, pero lo difícil es mantenerse porque no hay teatros. Antes todas las ciudades y hasta los pueblos tenían uno que debía levantar el telón dos veces al día. Hoy, la mayoría son municipales y levantan el telón cuando lo consideran oportuno. Antes las giras duraban meses y ahora se hacen bolos de un día. Los cantantes no tienen oportunidades para poner en práctica su preparación.
P. ¿Hay futuro para la zarzuela?
R. Cuando yo empecé en 1964 ya se decía que era cosa de viejos y que estaba muerta. Yo siempre me pregunto si el público mayor de ahora es el que entonces era joven, porque lógicamente el que era viejo entonces ya ha muerto, ¿qué pasa? ¿Empieza a gustarte según vas madurando? Yo creo que el género está herido gravemente y que subsiste gracias al esfuerzo heroico de las compañías privadas.
Vídeo: Emilio G. Carretero, Tres momentos de zarzuela
P. ¿Qué cree que podría hacerse para mejorar su situación? R. Haría falta que la zarzuela recibiese un empujoncito de las televisiones. Hoy en día lo que no sale en televisión no existe. Sería magnífico para el género y para el público que se sustituyese por zarzuela esa programación que sólo sirve para embrutecer al personal.
P. ¿Qué opina del nuevo director del teatro?
R. No lo conozco más que en su faceta de ayudante de otros directores y no es mi costumbre juzgar el trabajo que otros hacen animados, seguramente, por las mejores intenciones. Ojalá esté a la altura de José Antonio Campos y Emilio Sagi que fueron directores extraordinarios.
P. Antes ha dicho que escribe. ¿Ha publicado algún libro?
R. La historia del Teatro de la Zarzuela que se publicó en tres volúmenes, en su 150 aniversario, tras 23 años de investigación. Lo prologó Álvarez del Manzano, cuando era alcalde y se ha llevado al formato DVD. He publicado además las biografías de Celia Gámez y de Antoñita Moreno y, últimamente la de la cupletista extremeña Carmen Flores –nada que ver con la hermana de Lola Flores-, una mujer que desarrolló su carrera en la época dorada del cuplé y que está catalogada entre las estrellas del momento junto a Raquel Meller o La Goya.
P. ¿Para cuándo sus memorias?
R. Mis sobrinos y sobrinos nietos insisten mucho para que no se pierdan esas vivencias. Es verdad que he tenido una vida muy interesante, no por mi propia vida sino por la de la gente que me ha rodeado. El problema es que tendría que hablar muy bien de alguna gente, pero de otra no tan bien y eso es algo peligroso. Pero ahora que voy a tener mucho tiempo libre, a lo mejor me lo planteo.
P. ¿Contará cotilleos de gente famosa?
R. Si hubiese querido contar cotilleos me hubiese hecho de oro, pero mi ética y mi moral no me lo permiten. Yo valgo más por lo que callo que por lo que digo.
P. ¿Ni siquiera alguna anécdota sobre el carácter de los grandes divos?
R. Pero esas son cosas que conoce todo el mundo: que Kraus era un caballero en toda la extensión de la palabra; Caballé y Domingo muy accesibles, al contrario que Carreras y Berganza. Berganza ponía incluso un cartel en la puerta del camerino advirtiendo que no recibía a nadie, aunque luego, fuera del teatro, era una señora encantadora, de una sencillez extraordinaria. Aunque la más antipática que he conocido en mi vida ha sido sin duda Agnes Baltsa. ¡A lo mejor sí que me planteo un libro de anécdotas!
P. ¿Algún proyecto para esta nueva etapa de su vida?
R. Voy a intentar publicar un libro que tengo casi terminado sobre Consuelo Vello, la Fornarina, de la que este año se cumple el centenario de su fallecimiento, y que fue la que inició la gran época de las variedades en España.
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Emilio G. Carretero | tenor: "La zarzuela subsiste gracias al esfuerzo heroico de las compañías privadas"
Reviewed by Diario Lírico
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9.11.15
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