¿Hasta qué punto son habituales el acoso y agresiones sexuales en la ópera?

Ainhoa Arteta

José Alonso Seco

En 1990, el día que le dieron su primera ópera —‘Clorinda’—, Ainhoa Arteta sufrió una violación en Nueva York. Tras años de silencio y de terapia, la soprano lo ha revelado en el programa de Televisión Española ‘Retratos con alma’. Esta agresión sexual se produjo fuera de los escenarios y del conservatorio, pero el caso pone de nuevo sobre la mesa la situación de las mujeres dentro del mundo de la lírica. La prensa de Estados Unidos ha dejado a la vista lo "común” del acoso y violencia sexuales en la ópera.





La mezzosoprano estadounidense Susanne Mentzer señalaba en 2016, en un texto en la web ‘Huffpost’, que no tenía dedos suficientes para contar las ocasiones en las que ha sufrido comportamientos sexuales “inapropiados” por parte de varones del mundo de la música, como  numerosos comentarios cuando subía las escaleras durante las funciones.

Concierto en Nueva York  en 2015 con Mentzer para recaudar fondos contra la violencia machista
El artículo, en el que advierte además de las diferencias salariales entre cantantes varones y mujeres, alerta de que “en las artes, es casi imposible probar cuándo ocurre el acoso sexual a menos que se trate de una agresión sexual total”. Entre las situaciones vividas, relata cómo ha sufrido represalias laborales —lista negra— después de rechazar a un director que la acosó en el camerino; o después de que un “famoso” la besara. También fue víctima en Viena de un colega que, con dos copas de más, le puso la mano en la entrepierna.

No da nombres y señala la imposibilidad de probar estas acusaciones —es el testimonio de una persona contra el de otra— de un acoso que “es bastante común” en las artes. “Si me hubiera enfrentado a estos hombres denunciándolos, sé que mi carrera habría terminado hace mucho tiempo”, constata, al tiempo que afirma que son “cientos” quienes sufren esta situación, también varones gais.

Este relato contrasta con las afirmaciones que la soprano rusa Olga Peretyatko realizaba hace un año en el diario ‘El País’, al que declaraba: “en la ópera el abuso sexual no es un problema tan generalizado (como en el cine)”. Sin embargo, la cantante, al pretender rebajar la trascendencia de esta situación, acababa admitiendo que es común: “Los hombres con poder suelen actuar así y las mujeres tenemos que lidiar con ello”.

Los hechos parecen confirmar que el acoso sexual machista no es, ni mucho menos, ajeno al mundo de la lírica y la música clásica. En julio de 2018, el diario ‘The Washington Post’ publicaba los resultados de una investigación periodística de seis meses durante los que habló con medio centenar de artistas musicales víctimas de acoso y agresiones sexuales, “desde maestros locales a superestrellas internacionales”.

El periódico menciona expresamente a “cantantes de ópera” que hablan de intentos de asalto en los camerinos e incluso durante las representaciones. Los estudiantes relatan tocamientos por parte de maestros. El centro de enseñanza de música Berklee College of Music en Boston admitió en 2017 repetidos casos de asalto sexual a estudiantes por parte de docentes, según informó el diario Boston Globe.

Arteta sufrió la violación al comienzo de su carrera operística. Este momento es particularmente complicado, en cuanto a abusos, para las mujeres en el mundo de la lírica. Las estudiantes de conservatorios y programas en prácticas son especialmente vulnerables, relata el diario estadounidense, que recuerda que los profesores son fundamentales para la trayectoria profesional.

El periódico recoge más de media docena de testimonios, con nombres y apellidos, de mujeres acosadas. Entre ellas está la directora ejecutiva de la Filarmónica de Nueva York, Deborah Borda, que aún tiene un recuerdo “vívido y doloroso” del acoso sexual al comienzo de su carrera.

Ninguna de las agredidas mencionadas en la investigación periodística llevó el caso a la policía. Tampoco lo hicieron las "decenas" que relataron sus casos en un grupo cerrado de Facebook del sindicato American Guild of Musical Artists.

‘The Washington Post’ facilita nombres de agredidas, pero también señala a los presuntos agresores. En todos los casos niegan las acusaciones o señalan que fue sólo flirteo.

Entre los citados se encuentra el director de la Orquesta de Cleveland, William Preucil, quien, tras intentar besar “agresivamente” a una violinista, la amenazó con ponerla en la lista negra si hablaba de esta agresión. Este nombre también es mencionado por la revista 'Cleveland Scene'.

Otros acusados son el director Daniel LIipton, despedido, por estas denuncias, de la Ópera de Tampa; el director de orquesta Charles Dutoit o el profesor del conservatorio Bradley Garner del conservatorio de la Universidad de Cincinnati. También el director y representante francotunecino Bernard Uzan.

Las sopranos estadounidenses Alicia Berneche y Jeanne-Michèle Charbonnet señalan además al director Daniele Gatti, que ha sido despedido por la Orquesta del Concertgebouw, de Ámsterdam. La soprano Diane Alexander y las mezzosopranos Elspeth Kincaid (Xixi Shepard), Carla Dirlikov y Erin Elizabeth Smith apuntan a Uzan. Por su parte, la soprano Robin Follman ha acusado al dimisionario director general de director de la Florentine Opera en Milwaukee, William Florescu.  En España y Latinoamérica aún sigue el silencio.




¿Hasta qué punto son habituales el acoso y agresiones sexuales en la ópera? ¿Hasta qué punto son habituales el acoso y agresiones sexuales en la ópera? Reviewed by Diario Lírico on 14.7.19 Rating: 5

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