Mundo Bolo | Cuando la bestia es el director

Antología de la zarzuela
Una de las cosas que distingue al mundo bolo de otro tipo de sectores es la existencia de una cierta clase de empresarios y directores de escena, afortunadamente minoritarios, que se caracterizan por una ausencia total de inhibiciones (¡de educación, vamos!) a la hora de dirigirse a sus subalternos. Y como muestra empiezo por una historia que ocurrió en las escaleras del escenario a los camerinos del Teatro Madrid. Las protagonistas dos chicas del coro 'guapísimas de la muerte' con modelitos ajustados a sus esbeltas figuras y Belén (nueva en la compañía) y yo, defendiendo como podíamos las faldas de mesa camilla con las que visten en ‘Vestuario París’ a las pobres coristas que no usan la talla 38.

En el camino nos cruzamos con el señor director que exclama ante la hilaridad de las dos guapas: “anda, las bellas y las bestias”. Inmediatamente se da cuenta de que la sinceridad está sobrevalorada y rectifica: “con lo de bestia me refiero a mí mismo”. Mis cejas que se habían arqueado hasta juntarse con el cuero cabelludo recuperan su línea normal y sin rastro alguno de ironía respondo: “obviamente”. Llegadas al camerino, Belén, toda dulzura e inocencia, me pregunta: “¿nos acaban de llamar bestias? Me planteo la mentira piadosa, pero en algún momento la nueva corista tendrá que descubrir lo que es el ‘mundo bolo’, así que sonrío y respondo: “obviamente”.

La segunda historia me ocurrió después de una larga temporada trabajando en el Teatro Español con un director de escena inusualmente amable. Acostumbraba el mozo a dar las órdenes con frases del estilo: "me haría tan feliz que las sopranos se subiesen a la escalera", "me gustaría tanto que los tenores se asomasen a la barandilla", "me haría taaaan feliz que todos salieseis al mismo tiempo".  Al día siguiente de la última función en este idílico paraíso, a las 11 de la mañana, comenzábamos los ensayos para una pequeña gira con una compañía de bolos.

La larga (y etílica) despedida de la noche anterior me hizo llegar un poco tarde a la cita y al abrir la puerta de la sala de El Horno donde ya se encontraban trabajando mis compañeros un alarido del director me despertó bruscamente del dulce sueño de los meses pasados en un teatro público: "¡A ver nenas, moved esos chochos!". Finalizado el ensayo, hicimos llegar la historia al otro director que llegó a la conclusión de que, para conseguir el dorado término medio tan alabado en la Roma clásica, a partir de ese momento se dirigiría a sus cantantes diciéndoles: "sopranos, me haría taaaan feliz que movieseis esos chochos". Como no he vuelto a trabajar con él, no sé si le habrá dado resultado.


Con el título de 'Mundo bolo', esta sección de Diario Lírico, para la que solicita la colaboración de sus lectores, tiene periodicidad semanal y en ella tienen cabida, siempre con tono de humor, las experiencias vividas por cantantes e instrumentistas en audiciones y actuaciones. Los que deseen participar pueden enviar sus relatos al correo electrónico redaccion@diariolirico.es indicando si quieren firmar su colaboración o permanecer en el anonimato. Es posible adjuntar fotos para ilustrar la historia narrada.
Mundo Bolo | Cuando la bestia es el director Mundo Bolo |  Cuando la bestia es el director Reviewed by Diario Lírico on 6.11.16 Rating: 5

1 comentario:

JCBarona dijo...

Me encanta que no pierdes ripio…

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